Mary Fowler cambió por un día el Joie Stadium por el Hôtel de Ville y desfiló en el Le Défilé L’Oréal Paris durante la Semana de la Moda de París. La delantera del Manchester City —icono Matildas— se presentó con traje negro y tacones, compartiendo pasarela con nombres de la cultura pop y del cine. Según SuperLike, fue la primera futbolista profesional en participar en este show de L’Oréal, un guiño a cómo el fútbol femenino ya habita otros escenarios.
Más allá de la anécdota, hay relato de adaptación: Fowler es una atacante que mezcla regate y pausa, y que desde Mánchester negocia un calendario competitivo, la exposición mediática y su papel como embajadora de marca. Su aparición en París conversa con esa doble identidad: atleta de élite y rostro de una generación que cruza fronteras —del césped a la cultura— sin pedir permiso. En clave WSL, su figura también sirve para leer el momento del City: proyecto en reconstrucción, foco global y futbolistas que amplían el alcance del club.
Fowler habló de nervios y autenticidad; de mostrarse tal cual. No es una frivolidad: cuando una jugadora pisa una pasarela de primer nivel, se multiplican referentes y se desdibuja la vieja barrera entre deporte y estilo. Para muchas niñas —y para un fútbol que ya no cabe en su caja— esa caminata cuenta tanto como un gol en febrero.
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