El auge del patrocinio en 2025 no se explica sin las protagonistas del terreno de juego. El tirón global de Aitana Bonmatí —que acaba de conquistar su tercer Balón de Oro consecutivo— ha elevado el interés de marcas tecnológicas y financieras, que ven en su perfil una combinación de rendimiento, coherencia y liderazgo.
En Barcelona, su caso ya se estudia como ejemplo de cómo una sola jugadora puede influir en el precio medio de los acuerdos comerciales.
Fuera de España, Khadija Shaw está transformando el modelo del Manchester City: su récord como máxima goleadora histórica del club ha impulsado un aumento de doble dígito en el valor de mercado de la camiseta femenina en Reino Unido.
Las marcas ya no buscan solo presencia; buscan relato. Mallory Swanson, decisiva con los 4 goles que lideraron a la USWNT en los Juegos Olímpicos, firmó este año un acuerdo individual que incluirá campañas centradas en deporte juvenil.
Y el caso de Mayra Ramírez es paradigmático: el triplete con el Chelsea en 2025 elevó la audiencia internacional del club y desbloqueó un patrocinio regional en Colombia orientado a programas de formación femenina.
Impacto previsto
Esta ola de inversión puede consolidar salarios, infraestructuras y calendarios más justos. Pero también corre el riesgo de concentrarse en unos pocos mercados.
¿Deberían los gobiernos establecer incentivos para que parte de estos patrocinios se reinviertan en canteras y ligas emergentes, garantizando una igualdad estructural duradera?
Fuente
Girls Soccer Network (2025): “The Rise of Women’s Soccer Sponsorships in 2025”.
