La selección española femenina de futsal cerró el primer Mundial de la FIFA con una medalla de bronce tras imponerse por 1-5 a Argentina en el partido por el tercer puesto. Para el grupo de Clàudia Pons, el encuentro suponía una prueba doble: reaccionar al golpe de la semifinal ante Brasil y competir de nuevo a un nivel alto ante una selección que también llegaba tocada tras caer con Portugal. España respondió con madurez y eficacia, firmando una victoria amplia que la sitúa en el podio de un torneo histórico.
Desde el inicio se vio a una España decidida a mandar en el ritmo y en la iniciativa, con posesiones largas, presión alta y la intención de jugar muchos minutos en pista rival. Argentina trató de sostenerse desde la defensa y las transiciones, pero la selección española fue encontrando espacios y abrió una ventaja que, con el paso de los minutos, resultó definitiva. El gol argentino llegó como recordatorio de que el partido seguía vivo, pero la respuesta española fue mantener el plan, sostener la concentración y seguir sumando ocasiones hasta cerrar el 1-5.
Más allá del marcador, el choque dejó la sensación de un equipo que ha sabido levantarse en menos de 48 horas y competir con la misma identidad que le llevó hasta semifinales: intensidad sin balón, circulación rápida y muchas jugadoras implicadas en la fase ofensiva. El bronce certifica el papel de España entre las mejores selecciones del mundo en este estreno mundialista y refuerza el camino de un grupo que llevaba años preparándose para estar en este escenario. En un torneo donde cada detalle ha contado, la Roja se marcha de Filipinas con una medalla, un estilo reconocible y la experiencia acumulada de haber peleado hasta el último día.
