Brasil se proclamó campeona del primer Mundial Femenino de Futsal de la FIFA tras ganar por 0-3 a Portugal en la final disputada en el PhilSports Arena de Pasig. El duelo enfrentaba a dos selecciones que habían completado un torneo casi perfecto y llegaban invictas a la lucha por el título. La selección brasileña volvió a mostrar un nivel altísimo de competitividad y eficacia en las dos áreas para cerrar el campeonato desde la solidez y el acierto.
El partido se jugó a un ritmo muy alto, con una Portugal más protagonista con balón en varios tramos y una Brasil muy clara en su plan: defender con intensidad, minimizar riesgos cerca de su área y convertir cada recuperación en una amenaza real. A medida que avanzaba la primera parte, el marcador fue inclinándose del lado brasileño, obligando a Portugal a asumir cada vez más riesgos para intentar meterse de nuevo en la final.
En la reanudación, la selección lusa intentó cambiar el guion, subió líneas y buscó alternativas en ataque, pero se encontró una y otra vez con una defensa organizada y con una portería bien protegida. Brasil, ya con el resultado a favor, gestionó los tiempos, administró posesiones y eligió bien los momentos para volver a girar el ritmo del partido, ampliando la ventaja hasta el 0-3 definitivo.
El título consagra a Brasil como la primera campeona mundial oficial de futsal femenino y confirma también el nivel competitivo de Portugal, que cierra el torneo como subcampeona tras un recorrido sobresaliente. Para el futsal femenino de selecciones, esta final deja una imagen clara: el listón competitivo es muy alto y el primer Mundial de la FIFA cierra su edición inaugural con dos proyectos consolidados peleando por el oro hasta el último día.





