Con el lago Lemán al fondo y una ligera bruma matinal, la selección española completó su último entrenamiento en la Ciudad Olímpica antes de viajar esta tarde a Basilea. La sesión, de apenas una hora, mezcló trabajo regenerativo para las titulares de la semifinal y un bloque táctico centrado en la salida de presión que Inglaterra acostumbra a plantear. Hubo especial atención a las acciones a balón parado: corners ofensivos que buscan a Irene Paredes y jugadas ensayadas para liberar a Aitana en la frontal.
Al término del ejercicio, jugadoras y cuerpo técnico se reunieron en círculo sobre el césped del estadio Juan Antonio Samaranch para agradecer al personal del complejo y a la veintena de voluntarios que han acompañado al equipo durante tres semanas. Un grupo de escolares locales, invitados por la RFEF, entregó un banderín con los colores suizos y españoles, gesto que Montse Tomé devolvió regalando un balón firmado por toda la plantilla.
“Lausana nos ha dado tranquilidad y un entorno perfecto para trabajar; nos vamos con la maleta llena de energía”, resumió la seleccionadora antes de subir al autobús que llevará al equipo a Basilea, sede de la gran final del domingo ante Inglaterra. La expedición tiene previsto reconocer el St. Jakob-Park mañana al mediodía y realizar allí la última activación previa al duelo por el título











