Liga F ha concedido 33 becas de formación a futbolistas profesionales gracias al fondo de 70.000€ previsto en el II Convenio Colectivo y en su artículo 41, Derecho al estudio y formación cultural de las Futbolistas. No es un simple “beneficio social”: es una pieza clave para construir carreras duales reales, donde jugar en la élite no implique renunciar al futuro profesional.
Las ayudas cubren 26 grados universitarios, 2 másteres, 4 cursos de especialización y 1 preparación de oposiciones, repartidas entre jugadoras de 7 clubes (Atlético, Athletic, Real Sociedad, Espanyol, Eibar, Deportivo Abanca y Granada). Detrás de estas cifras hay médicas en formación, futuras docentes, nutricionistas, psicólogas, especialistas en business o en bioinformática. Es decir: capital humano que se queda en el ecosistema del deporte, pero también se proyecta hacia otros sectores.
Este tipo de becas reduce uno de los grandes riesgos del fútbol femenino: carreras cortas, salarios aún ajustados y pocas redes de seguridad cuando llega la lesión o la retirada. Si la competición quiere ser sostenible, necesita futbolistas con herramientas para decidir cuándo y cómo transicionar a otra etapa profesional, sin que la urgencia económica las expulse del deporte antes de tiempo.
La clave ahora es hacer de estas 33 becas un mínimo y no un techo: consolidar el fondo, vincularlo a más recursos y publicar cada temporada datos de impacto (titulaciones finalizadas, inserción laboral, continuidad en la competición). ¿Por qué no convertir el II Convenio Colectivo en el punto de partida para un programa estatal de becas duales para todas las ligas profesionales femeninas?
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