En la NWSL, el “fair play financiero” no viene con el manual UEFA bajo el brazo: se juega con límite salarial, mecanismos para evitar ventajas desmedidas y reglas que obligan a armar planteles competitivos sin que un club “compre” la liga a puro billetazo. En criollo: la cancha es grande, pero el Excel lo achica.
El tope: cuánto es y qué entra en la cuenta
Para 2025, la liga fijó un tope base de US$3,3M y lo empujó a US$3,5M con un plus atado a revenue sharing, aplicado sobre un plantel de 22 a 26 futbolistas. Ese tope no mira solo sueldos: también contempla cómo y cuándo impactan ciertos bonos/beneficios en el cálculo del club. Y ojo al detalle clave de este ciclo: no hay límite máximo individual para una figura, pero sí existe el corset del presupuesto total del equipo. A la vez, el piso salarial sube: el mínimo de liga en 2025 es US$48.500, con escalera de aumentos pactada hasta 2030.
“Válvulas” y castigos: transferencias, excepciones y controles
Para moverse en el mercado, hay una frontera clara: el Transfer Fee Threshold 2025 es US$550.000 netos (lo que pagás por entradas, menos lo que cobrás por salidas). Si un club se pasa, el excedente genera un cargo del 25% contra el tope salarial. Además, sigue vigente el “adiós” progresivo a la Allocation Money: ya no se compra y lo que quede debe usarse o retirarse antes del 31/12/2026. La liga también habilita atajos bien acotados: por ejemplo, hasta 4 contratos exentos del tope (pero solo a salario mínimo y sin bonus extra) y 1 “buyout” por temporada sin impacto desde el momento de la rescisión. Y cuando hay clubes “hermanos” (related parties), aparece otra regla de cancha pareja: las operaciones deben estar totalmente declaradas y con valor de mercado.
