En un Kim Il Sung Stadium vestido de rojo y blanco, la selección femenina de Corea del Norte se impuso 5–2 a Rusia en un amistoso que va mucho más allá del marcador. El duelo, disputado en Pyongyang, reunió en las gradas a trabajadoras, estudiantes, atletas locales y personal de la embajada rusa, en una escenografía difícil de imaginar hoy en otro punto del mapa.
Sobre el césped, las norcoreanas marcaron el ritmo desde el inicio. Un doblete de Myong Yu-jong, junto a los tantos de Ri Myong-gum, Han Jin-hong y Kim Song-gyong, dibujó una goleada que confirma el buen momento del combinado asiático, reciente protagonista en torneos juveniles y en las clasificatorias de la AFC.
Rusia maquilló el resultado con los goles de Medea Zharkova, del Zenit, y Anna Kozhnikova, del Spartak, dos de las pocas veteranas que mantienen cierta continuidad competitiva mientras su federación sigue fuera de las competiciones de FIFA y UEFA desde 2022.
El equipo ruso encadena así una gira de amistosos frente a rivales dispuestos a cruzar la frontera deportiva que el resto de Europa mantiene cerrada.
El amistoso se presenta oficialmente como “una ocasión para profundizar la amistad” entre ambos países.
Pero, en términos futbolísticos, deja otra lectura: Corea del Norte vuelve a asomar en el escaparate internacional y Rusia continúa buscando en partidos aislados la competición que ya no encuentra en el calendario europeo.
