La primera visita del RCD Espanyol al Heliodoro Rodríguez López en esta temporada terminó sin que ninguno de los dos equipos lograra romper el empate. Fue un partido lleno de momentos de dominio alterno, donde la falta de puntería y cierta fortuna frenaron los intentos de triunfo sobre ambos bandos.
El Tenerife, decidido a hacerse fuerte en casa, llevó la iniciativa en los primeros instantes: circulación de balón por las bandas, llegadas al área y varios remates desde fuera. Espanyol, con solidez en su bloque bajo y rápidas transiciones, respondió con peligro sobre todo en jugadas a balón parado. A lo largo del encuentro, los locales se estrellaron contra el poste y la guardameta rival, mientras que el Espanyol tuvo al menos dos claros en los últimos minutos, pero sin remates definidos que inquietaran lo suficiente.
Al final, el 0‑0 deja un sabor agridulce para ambos: el Tenerife lamentará no haber aprovechado su empuje ante su afición; Espanyol podrá sacar rédito de evitar la derrota fuera de casa. Fue un empate de mérito, con esfuerzo, tensión, y margen para seguir creciendo.




