El Espanyol Femenino parecía con todo a su favor para llevarse los tres puntos ante el Athletic Club, sobre todo después de adelantarse en el marcador antes del descanso. Un penalti transformado por Paula Arana al minuto 34 puso al conjunto perico arriba, y durante buena parte del encuentro, controlaron los tiempos, creando las ocasiones más claras hasta la media hora. Pero el Athletic, aun con una jugadora menos durante muchos minutos de la segunda mitad, no bajó los brazos.
El segundo acto fue una prueba de carácter para las leonas. La expulsión las obligó a replegarse, a sufrir, a cerrar espacios y a multiplicar esfuerzos sin balón, mientras el Espanyol apretaba buscando la sentencia. Sin embargo, las de Bilbao hicieron gala de resistencia y paciencia. En el minuto 72 vendría la recompensa: un gol de Jone Amezaga que igualó el duelo y que supo a victoria para las visitantes, dadas las circunstancias.
Al final, el 1‑1 sabe a poco para el Espanyol, que dominó la posesión y tuvo las mejores ocasiones, pero que no supo matar el partido. Para el Athletic, este punto supone mucho más: un triunfo moral, una muestra de fortaleza que refuerza su identidad. Un reparto de puntos que refleja bien la intensidad, la entrega y esos detalles que deciden – especialmente cuando uno de los equipos juega con diez.