La comunidad de fútbol femenino donde las protagonistas son ellas

Toda la información, cortita y al pie

De segundo a primero: un camino entre aprendizajes, personas y pasión por el fútbol

Quiero comenzar este artículo con una afirmación rotunda:

“Ser entrenador (de fútbol femenino) ha sido, sin duda, una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida”.

En este Día Mundial del Entrenador de Fútbol, no puedo evitar hacer una pausa para mirar hacia atrás y ver el camino recorrido. Un camino en el que he aprendido tanto de los aciertos como —especialmente— de los errores, y en el que he conocido a personas que me han marcado para siempre.

Durante tres temporadas fui segundo entrenador en la Fundación Deportiva del Málaga C.F., dos años maravillosos en etapas de alevín e infantil y uno mucho más exigente en cadete autonómico, que no fue fácil en cuanto a resultados, pero sí inmenso en aprendizaje. 

Aprendí de fútbol, sí, pero sobre todo aprendí de gestión y psicología: de grupos, de emociones, de contextos, de padres, madres, coordinadores… Y me quedo con las personas que sumaron, con quienes me acompañaron y a quienes, con suerte, volveré a cruzarme —ya sea a mi lado o enfrente— para seguir compartiendo esta pasión que nos une: el fútbol.

Este año di el paso como primer entrenador en el Roma Luz CF, en la categoría cadete, después de tres años al lado de mi compañero y amigo Dionisio Moreno —seguimos trabajando juntos y por muchos años que dure—, que me enseñó tanto y con quien compartí una etapa de formación inolvidable. Asumí el reto con respeto y con ganas, y puedo decir que ha sido una experiencia increíble, sobre todo gracias al grupo de jugadoras que he tenido y al staff que me ha acompañado (Violeta, Matías, Guille y Juan).

La temporada no ha terminado como nos habría gustado: caímos en cuartos del playoff de ascenso sin la posibilidad de poder disputar la vuelta por una nefasta gestión de la Federación Malagueña —pero bueno… eso es otra historia que puedes leer aquí—, haber llegado hasta ahí, en un grupo muy competitivo como ha sido el grupo 1 de la 2ª Andaluza Cadete, ya es motivo de orgullo. No sé si lo he hecho bien o mal —porque como suele decirse, nunca llueve a gusto de todas—, pero sí sé que lo he dado todo, o al menos lo he intentado.

He tratado siempre de anteponer el aprendizaje y el disfrute al simple hecho de competir, aunque sin olvidarme de la parte competitiva, por supuesto. He intentado ser justo, marcar unas normas claras, crear un entorno de respeto y compromiso. Espero haberlo conseguido, aunque sigo aprendiendo, como siempre.

Y si algo me ha dejado claro esta temporada, es que quiero más. Que no quiero parar. Que no me pesa seguir, porque disfruto tanto que no me cansa.

Ya estoy pensando en la próxima temporada, en cómo aplicar todo lo que he aprendido estos años y en seguir creciendo. En reparar los errores cometidos este año para que el siguiente sea aún mejor, porque para mí esto no va solo de ganar o perder, sino de hacer camino, con cada sesión, cada partido, cada persona que se me acompaña en el camino o se cruza conmigo en el campo.

Y sí, lo reconozco: lo que más me gusta sigue siendo el análisis táctico y diseñar tareas lo más aplicadas al juego posible, que creen situaciones reales, que hagan pensar, sentir y decidir a las jugadoras.

Porque al final, eso es el fútbol: pensar, sentir, decidir… y compartir.

Gracias a todas las personas que han formado parte de este camino. Y gracias al fútbol, por darme tanto.

Últimas noticias de Las Futbolistas