El técnico del Melilla CD Torreblanca asume el reto de convertir el buen juego en títulos
El Melilla CD Torreblanca afronta el regreso de la Primera FS Iberdrola como líder y con las ideas muy claras. Su entrenador, Gustavo Bravo, recuerda que el listón está alto tras una temporada en la que el equipo fue campeón de la liga regular, pero se quedó sin premio en los playoffs. Por eso, el mensaje interno es directo: el objetivo es dar un paso más y pelear por títulos.
Bravo explica que muchas jugadoras han decidido seguir en el proyecto precisamente porque sienten que el club tiene “herramientas para ganar”. El técnico subraya que la continuidad del bloque, unida a los refuerzos, es la base para intentar superar lo logrado en el curso anterior. En su opinión, la única manera de crecer es transformar el buen rendimiento de la fase regular en resultados en los momentos decisivos.
El parón por el Mundial ha condicionado el día a día del líder. Melilla ha trabajado durante semanas con solo cinco o seis jugadoras del primer equipo, mientras cinco internacionales estaban concentradas con sus selecciones. Esta situación ha obligado al cuerpo técnico a introducir conceptos de forma progresiva y a planificar una mini-pretemporada dentro del curso para que el grupo llegue unido al tramo más exigente del calendario.
El equipo también ha aprovechado la primera derrota liguera, sufrida ante el Castro Bloques Cando, para reforzar su idea de que las caídas forman parte del proceso. Bravo insiste en que los tropiezos deben entenderse como aprendizaje y no como un drama, siempre que sirvan para llegar más fuertes a los playoffs y a las eliminatorias de Copa de la Reina.
El calendario de diciembre no ofrece margen para la relajación. Melilla reanudará la competición en casa ante Poio Pescamar, su perseguidor directo en la clasificación, en un duelo clave por el liderato. Después, llegará un doble cruce frente a Les Corts UBAE en apenas cuatro días: primero en octavos de final de la Copa de la Reina y, a continuación, en liga. Tres partidos de alto nivel que medirán el estado real del líder tras el parón internacional.
Desde el vestuario melillense el mensaje es claro: el equipo sabe de dónde viene, qué falló el curso pasado y qué quiere mejorar esta temporada. La exigencia es máxima, pero también lo es la confianza en un grupo que se siente preparado para competir por todo.
