El Chelsea celebró su último título de League Cup entre serpentinas doradas, pero la posibilidad de repetir un triplete doméstico se aleja. La votación para excluir a los clubes que disputan la Champions League cambiará radicalmente el torneo desde la próxima temporada, en un intento por aliviar el calendario y dar aire a las futbolistas más sobrecargadas.
La decisión llega tras meses de debate sobre el desgaste físico y mental de las jugadoras top, como Aitana Bonmatí, que lideró el ranking de partidos jugados antes de fracturarse la pierna. El nuevo formato, aún pendiente de aprobación definitiva, eliminará la fase de grupos y apostará por una liga suiza con acceso directo a eliminatorias para los ocho mejores.
La medida busca repartir mejor los minutos y ofrecer oportunidades a equipos menos habituales en las finales, aunque sacrifica el atractivo de ver a los grandes aspirantes luchar por todos los títulos. Además, la expansión de la WSL a 14 equipos y la llegada de nuevas competiciones internacionales complican aún más el encaje del calendario.
El reto ahora es encontrar un equilibrio entre proteger a las futbolistas y mantener el interés competitivo y mediático. La revolución en la League Cup es solo el primer paso hacia una gestión más sostenible del fútbol femenino inglés.
Fuente: The Guardian.










