Con 12 años, Madeleine Boll ya repartía magia con los chicos del FC Sion, hasta que la federación suiza retiró su licencia al descubrir que era niña. Ella contestó al veto con viajes clandestinos: cada fin de semana cruzaba los Alpes para enfundarse la elástica del Gommagomma Meda en la Serie A italiana, donde la apodaron la Montagna blonda.
En 1970, el día que cumplió 17, disputó el primer Suiza-Italia femenino y su padre fundó la primera liga helvética. Aún menor de edad, seguía durmiendo en Valais y jugando en Lombardía. Entre 1970 y 1973 levantó dos Scudetti y una Coppa Italia; más tarde volvió a casa para conquistar dos Copas Suizas con el Sion.
Hoy, a sus 72, celebra un país con 40 000 futbolistas federadas y un cachorro-mascota de la Eurocopa que lleva su nombre, Maddli. «El balón no pregunta tu género, pregunta tu pasión», resume la mujer que abrió la grieta por donde se cuela la afición suiza de 2025.
Comparte su historia, cuéntala en tu vestuario y recuerda que cada pase de hoy descansa sobre las zancadas que ella dio en secreto. ¡Síguele la pista y mantén viva la llama de las pioneras!
