El Wolfsburgo se llevó tres puntos de oficio en Oslo tras un partido espeso, con fases de intercambio y un tramo final de jerarquía para cerrar el 1–2. El Vålerenga compitió con energía y encontró su momento, pero el colmillo en las áreas —y la lectura desde el banquillo— inclinaron la balanza del lado alemán.
Un arranque de duelos y metros cortos
El Vålerenga salió valiente sin balón, agresivo en el primer duelo y atento a las segundas jugadas. El plan le sostuvo media hora: bloquear por fuera, correr tras robo y cargar área con poca elaboración. El Wolfsburgo respondió con lo que es: amplitud, centros repetidos y mucha vida en rechaces. El 0–1 llegó premiando esa insistencia, con presencia en el punto de penalti y atención al segundo palo.
El empuje local y la respuesta ‘wolf’
El gol no descompuso a las noruegas: ajustaron altura, encadenaron recuperaciones en campo rival y firmaron el 1–1 en una acción directa, templada al primer toque. Con el estadio empujando, el conjunto de Tommy Stroot no se aceleró: pausa con balón, laterales altos y una rotación que agregó piernas frescas por fuera. En esa dinámica, apareció la jugada que decide noches: centro tenso, ataque al primer poste y 1–2 de manual.
Claves del partido
- Carriles exteriores: el Wolfsburgo ganó por fuera y convirtió centros en ocasiones; Vålerenga defendió bien muchos minutos, pero sufrió cuando cayó el ritmo.
- Segundas jugadas: el reparto fue parejo hasta el tramo final, donde el Wolfsburgo impuso centímetros y timing.
- Lectura de banquillos: los cambios alemanes ordenaron la posesión y sostuvieron la presión tras pérdida.
El Wolfsburgo suma una victoria de equipo grande: cuando el partido se enreda, responde con estructura y área. El Vålerenga queda con la sensación de haber tenido el 2–1 a tiro en su mejor fase; su plan es competitivo, pero necesita más colmillo en área rival para transformar empuje en puntos.
Fuentes:
UEFA, ficha del partido “Vålerenga vs Wolfsburg” (cronología y datos). es.uefa.com
